No es de extrañar que el nombre de cometa derive del griego κομήτη (kometes), cuyo significado es algo así como «estrella de cabello largo». Obviamente no son estrellas, sino pequeños astros que vienen de los confines del Sistema Solar atraídos por el Sol, quien los devuelve al abismo una vez que lo han rodeado. La mayoría de ellos regresan de nuevo, otros se pierden para no volver más, y algunos incluso no sobreviven al paso alrededor del astro rey (se desintegran o rompen en pedazos). Su larga cola no es más que el rastro que el hielo y polvo de su superficie, dejan al vaporizarse debido al calor del Sol.
Descubierto a principios del pasado año, C/2023 A3 levantó muchas expectativas a partir del verano, pues el cálculo de su curva de luz arrojaba valores de brillo altos en fechas cercanas a su perihelio. Su máxima visibilidad desde el hemisferio norte se produjo los días 12 y 13 de octubre, y si bien el día 12 las nubes no nos lo dejaron ver, el día 13 al anochecer lo pudimos «cazar» hacia el oeste desde Ponferrada .